Hace 19
años..
Lo que menos me apetecía esta noche era tener que ir a esa
reunión, era un noche de frió invierno donde el aire te congelaba los dedos sin
que te diera tiempo a enterarte . Cerré mi abrigo más fuertemente y me froté
las manos para meterlas en calor, algo que no daba mucho resultado, y acabé por
meterlas de nuevo en los bolsillos. Caminé más rápidamente para llegar lo antes
posible a la plaza donde había quedado
con mi fiel amigo ,Ángel. Mientras andaba recordé lo cómodo que estaría ahora
en el sofá junto a mi mujer y mi pequeña hija recién nacida, Isabella, pensar
que algo tan hermoso lo había creado yo junto a mi mujer era algo que no
entendía. Tenía muchísimas ganas dar media vuelta e ir hacía mi casa para
reunirme con ellas, pero sabía muy bien que si no me presentaba a esa
reunión sería dejar a un amigo colgado y eso era algo que no
estaba dispuesto a permitir. Al girar la calle llegué a mi destino. En el
centro de la plaza había una enorme estatua de piedra, le escena representaba a
un humano de rodillas con la cabeza agachada y de pie un ángel de enormes alas
apuntándole con una espada “justicia divina” se llamaba la estatua , y apoyado
sobre ella estaba Ángel junto con dos hombre más.
-ya era hora de que aparecieras, Giorgio- dijo Ángel
acercándose a mi
-he salido en cuento me has llamada y he venido sin coche no
podía ir más rápido
-ya, ya lo se¿ sabes lo que se esta cociendo esta noche en
los bajos fondos de la ciudad?- me preguntó yendo directamente al grano, una
cualidad que admiraba mucho en él
-algo he oído, se rumorea que se están reuniendo los mayores
jefes del crimen organizado
- exacto y se donde- afirmó él lleno de satisfacción
- Ángel, aunque este metido en el negocio del contrabando, no tengo la más mínima intención
de subir los estaños para ser el jefe de esta zona – le expliqué pacientemente
-lo se, lo se, llevo contigo desde que eramos niños y
robábamos en los muelles para poder comer y se que no tienes ínfulas de poder,
yo tampoco a decir verdad, ya sabes que me gusta mantenerme al margen mientras
tú das las ordenes
-eso lo se de buena tinta- me quejé aunque lo hice sonriendo
Él me devolvió la sonrisa antes de seguir.
-si te he llamado ha sido porque fuentes muy fiables me han
confirmado que Antonio estará presente
Dejé de sonreír al escuchar eso. Antonio era otro
contrabandista de esta zona con el que habíamos tenido innumerables problemas.
En más de una ocasión habíamos salido
con heridas de bala y perdiendo a algún compañero por culpa de un chivatazo que
había llegado a oídos de Antonio, si él
pensaba reunirse con los altos mandos nada bueno podía salir de ahí.
-esto no me da buena espina- le comenté a Ángel
-pensé que te interesaría saberlo
-y acertaste-le dije- como siempre, déjame pensar un momento
a solas
Ángel asintió y se fue hacía la estatua donde los otros dos
hombres lo seguían esperando. Caminé en círculos asimilando la noticia que me había dado. Una
reunión de las mafias era algo a tener en cuenta, aquello debería estar más
protegido que la casa real y armados
hasta la médula, pero si era verdad que Antonio estaba allí tenía que hacer
algo, sino tomaría represalias contra nosotros por todos los problemas que nos
habíamos causado mutuamente ,y teniendo el apoyo de uno de los grandes ya podía
ir eligiendo el ataúd con el que quería enterrarme. Tenía la posibilidad de
huir, coger las maletas y desaparecer, pero no podía hacer eso, no podía
condenar a mi hija a una vida de huida y exilio. No obstante, la parte de mi
mismo que recordaba cada mañana al despertar la sonrisa de un niña de doce años
,solo para que esa preciosa imagen se reemplazara por otra más negra y cruel,
la imagen de la misma niña muerta a manos de Antonio, esa parte ya había
tomado una decisión. La parte que no olvidaba, clamaba venganza desde hacía dos
años, y a hora era una oportunidad para poder realizarla. Toqué la pistola que
tenía en el bolsillo de la chaqueta y suspiré, mi mujer, mi hija, mi hogar,todo
lo estaba arriesgando esta noche.
-Ángel- lo llamé mientras me iba acercando hacía él
-quiero que sepas que te apoyare en lo que decidas- me dijo
Asentí agradeciendo su confianza y lo miré largo rato antes de
hablar.
-vamos a ir, dime todo lo que sepas
-bien, estos son José y Angelo, José es el propietario del
bar donde se encuentran y Angelo es un camello, su proveedor es Antonio
-si eso es verdad ¿ Qué haces aquí?- le pregunté a Angelo
con la mirada dura
El hombre se puso nervioso bajo mi mirada y tragó
compulsivamente. Era un muchacho delgaducho que acaba de entrar en la
adolescencia, otro niño que vivía en los bajos fondos.
- Antonio mató a mi hermana, señor
No le respondí, en cambio le pregunté a Ángel.
-¿ es de fiar?
La pregunta era mera formalidad, Ángel es un maniático de la seguridad y no lo habría traído aquí si
no fuera de confianza
-sí- declaró él totalmente seguro- ¿ qué plan has pensado?
-dejamelo a mí, yo iré a mi casa a por unos documentos tú
consigue reunir a todo el que este de nuestro lado, aunque dudo de que sirva de
algo ,nos encontraremos en el bar de José dentro de una hora y media
Pasó el tiempo pactado y yo esperaba dentro del antro de
José, no podía calificarse como otra cosa y me extrañaba de sobre manera que
las mafias más poderosas se hubieran reunido allí. Era inevitable pensar que me
estaban tendiendo una trampa, pero el instinto le decía todo lo contrario. La
puerta se abrió y Ángel entró junto con diez hombres más, todos con aspecto
amenazador y armados. Con una inclinación de cabeza mi amigo me indicó que
subiera las escaleras hacía la zona privada donde estaban todos reunidos. A
fuera del bar había varios guardias apostados y admiré como nuestros aliados habían entrado sin armar el
menor escandalo. Me levanté y subí las escaleras con ellos detrás. Los dos
primeros guardias que aparecieron los dejé inconscientes antes de que
consiguieran dar la alarma. Los cuatro siguientes tenían las armas cargadas y
estaban apuntándonos dispuestos a matarnos, pero nosotros estábamos preparados
y los cuatro murieron, sin embargo, los disparos habían alertado a los demás.
La puerta se abrió dando paso a tres hombres que empezaron a disparar, nos
tiramos al suelo y nos ocultamos en una pared, cinco a un lado y cinco enfrente
mía, ocultos en otra pared, entre ellos Ángel. No, no eramos cinco, a uno le
habían disparado en el pecho varias veces
y caía rodando por las escaleras. Los disparos cesaron, pero no me
atrevía a mirar, los otros hombres tenían que estar a la espera para
aniquilarnos a la primera de cambio. Le hice una señal a Ángel y este
asintió. Cargué la pistola y salí fuera de la pared, los tres hombres
estaban preparados pero fui más rápido, le dispare a uno en la frente y cayó al
suelo antes de que pudiera apretar el gatillo, Ángel me cubrió las espaldas matando al
que me estaba apuntando, pero quedaba uno que comenzó a disparar sin siquiera
apuntar sabiendo que estaba acorralado,nos ocultamos de nuevo en la pared más no hacía falta, los hombres contratados por Ángel eran realmente eficientes, lo
eliminaron antes de que nos hubiéramos puesto a salvo, lamentablemente uno de
los nuestros había caído. Se hizo un tenso silencio mientras terminábamos se
subir las escaleras. Pegué una patada a la puerta y me aparté, al instante
comenzaron los disparos, como ya esperaba. No iban a parar y mucho menos
dejarme acercarme a ellos para que me escucharan, tenía que hacer algo que no
esperaran. Dejé a los hombre allí mientras corría hacía la ventana, muchos me
miraron sin poder creerselo los estaba abandonando. Salí por la ventana y me
monté en la tapia.
-no mires abajo, en las películas siempre dicen que no mires
abajo- me murmuraba mientras andaba por la repisa de apenas 30 centímetros de
ancho con la espalda apoyada en la pared.
Mi objetivo estaba en la otra ventana que había a mi lado,
estaba a tan solo unos pasos pero me
parecía que cada vez estaba más lejos. Solté un suspiro cuando toqué el
marco de la ventana. Estaba cerrada.
-me cago en los tontos
Con el culo de la pistola rompí el cristal y salté dentro
antes de que se giraran a por mi. Derribé de un puñetazo al hombre que estaba
más cerca y agarré por el cuello a uno de los que estaba sentado apuntándole
con la pistola en la sien. No le veía la cara pero por su porte y su fría
tranquilidad se notaba que era uno de los jefes, la respuesta de los demás
hombres me lo confirmaron ya que se quedaron paralizados sin saber que hacer.
-¿ qué es lo que quiere?- me preguntó el que tenía
aprisionado
-hablar- observé a todos y cada uno de los presentes en la
habitación y no tarde en localizar a Antonio en una esquina
-te has tomado muchas molestias para eso ¿no crees?- el que
habló estaba sentado enfrente y rodeado por diez hombres, tenían un ligero
acento pero hablaba a la perfección el Italiano- diga pues que es lo que
necesitaba decir con tanta urgencia
Me extrañé de que el que tuviera la palabra fuera ese
hombre y no al que apuntaba. Mirando de
reojo a los demás hombres hice que se girara mi prisionero. Luciano Caraveti,
el padre de las mafias Italianas, el regente de todo. Estaba muerto, este no
era un jefe cualquiera al que Antonio había pedido ayuda, este era el más
grande y más temible. No dejé entrever mi sorpresa, pero seguía sin saber por
qué Luciano no me mataba y permitía hablar a el otro hombre sentado. Este
estaba oculto en la oscuridad y cuando se levantó mostrándome su rostro se me
heló la sangre. Jonh Simmons, el gran magnate de la mafia estado unidense. Era
imposible que saliera con vida de aquí ,esos hombres eran los más temidos del
plantea junto con Nicolai Petrov el jefe ruso. Las demás mafias por mucho
dinero e influencias que poseyeran no tenían ni la mitad de poder que estos
tres hombres ,y por suerte el último no se encontraba aquí. Aunque la única
diferencia sería que recibiría un disparo más que menos. Ocultando todo eso
bajo mi expresión hablé lo más tranquilo que pude.
-¿ Por qué está él aquí?- pregunté señalando a Antonio
Jonh rió asperamente
- no estas en condiciones de exigir ni de preguntar,
muchacho- me dijo este
Luciano, al que estaba apuntando estaba empezando a perder
la paciencia y haciendo algo que nadie esperaba lo solté y dejé mi pistola
sobre la mesa. Jonh me miró interesado pero Luciano en seguida levantó la mano
con un cuchillo en ella para matarme. El jefe Italiano era más mayor de lo que
esperaba rondaría los 55 y a pesar de que aún tenía un complexión que muchos
envidiarían ,no estaba en condiciones para enfrentarse a mi. Otra cantar era los seis guardias que había a su
alrededor o el mismísimo Antonio.
- dejemosle que hable- intervino Jonh antes de que Luciano
me atacara
La baza que había pensado usar habría sido más que
suficiente con otro cualquiera e incluso con Luciano ya que era referente a él,
pero si no me creía... bueno prefería no pensar en eso.
Ángel junto a los demás hombre entraron mientras yo comenzaba hablar.
-estoy aquí porque tengo información sobre Antonio que le
interesará- contesté con voz neutra mirando
a Luciano.
Metí la mano dentro de mi chaqueta y al instante todas las
armas que había en la habitación me apuntaron, no hice ningún movimiento brusco
y me moví lentamente para sacar el sobre marrón
que tenía guardado y tirarlo sobre la mesa. No aparté los ojos de
Luciano mientras este lo abría y miraba su contenido.
-¿Por qué debería importarme esta mujer ? Con tantos golpes
no la reconocería ni su madre, no me interesa a quien haya matado Antonio -
dijo Luciano dejando la foto sobre la mesa
-le interesa porque esa mujer era María Caraveti, su mujer
desaparecido hace seis meses
Lo siguiente pasó tan rápido que no acerté a comprenderlo
del todo. Lo primero que ví fue como Antonio sacaba su pistola y disparaba a
Luciano matándolo. Los guardias reaccionaron tarde los muy estúpidos, pero
después del primer disparo Antonio no pudo hacer un segundo, lo acribillaron
a balazos sin la más mínima piedad,
porque si era como creía, acababan de matar a su jefe, y eso se pagaba muy
caro. Los guardias de Jonh hicieron una muralla a su alrededor protegiéndolo,
mis hombres se quitaron de la linea de fuego todos bien armados y yo, por mi
parte , me tiré hacía la mesa agarrando el arma. Todo habría acabado ahí sino
fuera porque Antonio no estaba solo y tres hombres que estaban a nuestras
espaldas dispararon también, mis hombres eran los que los tenían más a tiro y
acabaron con ellos con rapidez solo uno consiguió esquivar las balas usando de
escudo a uno de los hombres de Jonh Simmons, aprovechando el hueco entre las
defensas del jefe intentó matarlo, no se porque me moví o porque corrí pero el
caso es que salté sobre Jonh evitando
que la bala le diera en el pecho y rodando por el suelo esquivando las balas le
disparé en la rodilla al otro hombre, era lo único a lo que podía apuntar. Cayó
al suelo gritando y uno de los que protegía a Luciano dio el golpe final para
matarlo. Todo se quedó en silencio después de eso. Los guardias de Jonh se pusieron en movimiento rápidamente para
ayudar a su jefe mientras que los de Luciano comprobaban si el jefe de la mafia
Italiana estaba muerto,y así era. Yo me levanté sacudiéndome el polvo y me
acerqué hasta lo que quedaba de Antonio, ya que después de tantos balazos su
cuerpo estaba realmente agujereado y todo el suelo estaba cubierto de su
sangre. No sentía ninguna pena por él, solo lamentaba no haberlo matado yo al
igual que hizo él con mi pequeña hermana hacía dos años, o con la hermana de
José, el niño que había visto esta noche, o incluso como lo que le había echo a
la mujer de Luciano y a tantas más que no sabían.
-muchaho- dijo Jonh rodeado de nuevo por sus hombres, jamás
me imagine que me llamaría muchacho, nadie lo hacía desde que cumplí los
dieciséis, ya que a esa edad ya era más gran y con más hombros que cualquiera
de más edad, y eso a pesar de que mi alimentación no era muy buen.- ¿ Qué edad
tienes?
-veinticinco- respondí, Ángel ya estaba a mi lado poniendo
un mano en el hombro en señal de apoyo, había visto en el tiroteo como él me
había cubrido mientras yo cogía la pistola
-me has salvado la vida, haciendo algo que ni mis propios
hombres habrían echo, siempre tendré una deuda contigo- no le contesté, no
necesitaba nada,excepto irme de aquí y no volver a tener que reunirme con los
hombres más temibles del planeta en la misma habitación. Al ver que no decía
nada él me preguntó- ¿por qué estabas aquí esta noche?
-para salvar mi pellejo, mi negocio y a mi familia,pero
sobre todo por venganza
Jonh se puso una mano en la perilla que tenía frotándose la
barbilla mientras me miraba.
-llegaras lejos, eres joven, asumes el riesgo de este oficio
y pareces tener más cabeza que ese- y señaló con la cabeza al cuerpo inerte de
Antonio luego pasó la mirada hacía Luciano pero no mostró ningún sentimiento-
una pena que haya muerto, teníamos un trato, pero en fin, las cosas seguirán
como antes
Me moría por preguntar a que se debía esta reunión pero
sabía que pronunciar mis dudas en voz alta era peligroso.
-sabes muchacho- dijo dirigiéndose de nuevo hacia mi- Italia
se ha quedado sin jefe, empezará una guerra por el pode
Yo asentí, era lo primero que había pensado al ver muerto a
Luciano.
-algo me dice que un día de estos tú ocuparas el sitio que
esta noche a quedado vacio
¿estaba diciendo que yo llegaría ser el jefe de todas las
mafias de Italia? Lo dudaba mucho, y no tenía especial interés en ese futuro.
-gracias por el
halago, pero no lo creo, yo no quiero eso
Jonh chasqueó la lengua negando con la cabeza.
-habrá otros como Antonio, y si quieres proteger a ti y a tu
familia, como has dicho antes- me recordó- necesitaras estar en la cima, no es
seguro, este trabajo nunca lo es, pero todos te temerán y nadie se atreverá a
desafiarte.
Esa idea se me coló en la mente como un gusanillo que se va
comiendo la superficie de la manzana para entrar en su interior. Pero luego la
descarté, yo no sería un jefe de la mafia, no teniendo a mi familia esperándome
en casa.
-eso no le sirvió de mucho a Luciano
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